Los sistemas de combustible pueden contener cobre en las bobinas de calentamiento, de enfriamiento, acoplamientos de latón o piezas de bronce. El cobre es bastante resistente a la corrosión producida por el agua, pero no a la producida por el amoníaco y los compuestos de azufre. Los combustibles terminados no suelen contener amoníaco salvo que este se arrastre del proceso de la refinería. Los compuestos del azufre como el sulfuro de hidrógeno, los mercaptantes de bajo peso molecular y el azufre elemental son, con mayor frecuencia, los causantes de los problemas de corrosión del cobre en los sistemas de combustible.
Los combustibles más volátiles como el GPL y la gasolina son los más susceptibles a la corrosión de cobre porque las condiciones de procesamiento de estos combustibles dejan rastros de los compuestos corrosivos en el combustible. Si bien se puede producir corrosión de cobre en el keroseno, en el combustible diésel y en otros combustibles destilados, es menos frecuente porque los compuestos corrosivos por lo general desaparecen debido a las temperaturas de procesamiento más altas.
Los inhibidores de corrosión de cobre de Nalco Water ofrecen una película química que protege la superficie de cobre porque previene la corrosión iniciada por el azufre. Como las tasas de corrosión de cobre en los combustibles pueden variar mucho, al igual que los índices de inhibidor de corrosión de cobre, se recomienda una prueba de aditivos mediante ASTM D130 antes de aplicar un inhibidor de la corrosión del cobre a los combustibles.