Las pruebas hidráulicas son un paso clave al momento de evaluar la integridad de una tubería. La tubería se llena de agua y se presuriza más allá de la presión operativa normal. Una caída en la presión indica una falla en alguna parte del sistema.
El reto consiste en que el agua de las pruebas hidráulicas es corrosiva, y el desecho de agua es costoso. El agua de las pruebas hidráulicas contiene microorganismos, oxígeno y sedimentos que se ha comprobado que aceleran el progreso de la corrosión. Además, debido al volumen grande de agua que se utiliza, su tratamiento puede ser muy costoso. Se debe limpiar el agua para extraer cualquier contaminante químico antes de liberarla o descartarla en un pozo. En algunos casos, debido a los costos agregados, el agua no se trata y esto repercute en la integridad de las tuberías.